miércoles, 16 de diciembre de 2015

Básquetbol

Nunca he sido particularmente bueno en los deportes, me gustaban más que nada los juegos tranquilos en los que no se demandara mucho esfuerzo físico o juegos sencillos en los que no hubiera muchas reglas y se terminara muy cansado, pero nada más, porque la coordinación no es lo mío.

Lo intente muchas veces, estuve en el equipo de futbol en la secundaria, como defensa para no estorbar, y en la preparatoria jugaba con mis amigos, pero nada realmente serio, nunca llegue a participar en una universeada por ejemplo. Pero trataba de mantener el espíritu competitivo para formar parte del grupo.

Hasta ese momento no tuve que involucrarme realmente en nada muy demandante, inclusive en la universidad seguía jugando futbol con mis nuevo compañeros de salón y percibí que eso era un muy buen ejercicio para romper el hielo, pero cuando en segundo semestre mis compañeros metieron un equipo para jugar en el torneo interno de la facultad y me invitaron, desde los primeros partidos me di cuenta de que no daba el ancho para jugar con ellos y me resigne a mirar.

Fue hasta el noveno semestre, cuando ya tenía amistad solida con algunos profesores que me invitaron a formar parte del equipo de basquetbol de su academia, yo nunca lo había jugado ni remotamente cerca como un deporte serio, y tenía una puntería malísima para empeorar las cosas. Como era de esperarse el primer partido fue un desastre y yo solo serví para completar el equipo, los siguientes partidos opte por no ir mejor para no hacer otro ridículo.

Sin embargo en el último partido de la temporada para mi equipo de nuevo, los jugadores disponibles no completaban el equipo y una vez más tenía que presentarme. Ni siquiera llevaba el uniforme ese día y tuvieron que prestarme unos shorts que me quedaban muy cortos,  tenía la impresión de que sería otro desastre pero como siempre hay que mantener alto el espíritu competitivo y la moral.

Empezó el partido y sorpresivamente sacamos ventaja muy rápido, inclusive yo metí un par de canastas, pero como apenas completábamos el equipo no había cambios y rápidamente todos se cansaron,  el otro equipo se mantenía más fresco haciendo rotaciones de jugadores y rápidamente nos alcanzaron, al final del juego se decidió por apenas un punto a nuestro favor y todos terminaron casi muertos, en especial yo. Quede muy adolorido ese día pero también muy satisfecho con mi desempeño en el partido, tal vez si tenga un lugar en el equipo después de todo.

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